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Los kilos de barro, rabia y desolación siguen estando muy presentes este domingo en las zonas de Goierri y Tolosaldea que la madrugada del viernes ... al sábado se vieron sorprendidas por la fenomenal e «impredecible» tormenta que lo anegó todo en apenas dos horas. En Ibarra, en Lazkao, en Tolosa, en Alegia, en Amezketa, en Berrobi, en Zaldibia, en Berrobi, en Ataun y en tantos puntos de la cuenca del Oria y sus afluentes muchos vecinos de garajes, bajeras y plantas bajas realizan a estas horas balance de los daños sufridos en sus pertenencias, ya sea el coche, la moto, un electrodoméstico o una colección de libros. «Hay cosas que van directamente al contenedor», aseguraba un hombre que, en pantalón corto y katiuskas, sacaba varias cajas de cartón deshecho de un garaje en Ibarra. Lo hacía con una media sonrisa de resignación. «No queda otra que limpiar, y mañana lunes a trabajar»
En Berrobi, uno de sus vecinos, Joxe Diego, relata la difícil situación que están viviendo desde esa fatídica noche a causa de las inundaciones. Centrado junto a un grupo de vecinos en limpiar calles, garajes y viviendas, señala la dificultad de los trabajos por la abundante presencia de barro y piedras arrastradas por la riada, además de los troncos que el agua empujó desde las laderas de los montes. Destaca también lo que considera ausencia de apoyo externo: «aquí lo bueno es que entre todo el pueblo lo vamos sacando adelante porque no hemos tenido ayuda de ningún tipo».
En Ibarra otro de los afectados, Pantxo Rueda, lamenta todo lo que ha peridos, una gran cantidad de pertenencias que había bajado al garaje porque estaba reformando su vivienda. Repasa que ha perdido de todo por el lodo, «revistas, enciclopedia, discos, muebles, ropa,..». Lamentablemente, «todo estaba a nivel del suelo» estos días así que tendrá que tirarlo todo. Ante una pequeña montaña de restos describe que «prácticamente la mitad de lo que hay aquí era mío». Como en su caso, son cientos los afectados que han perdido todo lo que guardaban en los garajes.
Afortunadamente, parece como si el cielo se hubiera secado tras su feroz descarga de agua y las escasas lloviznas caídas en las últimas horas han concedido una tregua para al menos no agravar más las tareas de limpieza y retirada del barro acumulado.
Por su parte, numerosos operarios siguen trabajando con máquinaria más pesada en varias de las zonas donde se registraron decenas de desprendimientos. La Diputación comunicó en la tarde del sábado que la mayor parte de las carreteras había quedado habilitadas, pero el resto del lodazal es palpable en algunas cunetas y arcenes, por lo que conviene circular con precaución.
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Los daños materiales se prevén cuantiosos, aunque la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, comunicó ayer en rueda de prensa que era «pronto» para realizar cualquier balance y la prioridad este fin de semana era seguir trabajando para tratar de recobrar la normalidad, pero garantizando siempre «la seguridad».
La propia Mendoza, acompañada del diputado foral de Infraestructuras Viarias y Estrategia Territorial, Felix Urkola, ha visitado desde primera hora de esta mañana la zona cero de las inundaciones registradas en el corazón de Gipuzkoa. Fueron hasta 100 litros por metro cuadrado los que llegaron a caer en apenas dos horas, alcanzando registros prácticamente históricos en municipios como Alegia. Un aguacero fatal que, en palabras ayer de la viceconsejera de Protección Civil del Gobierno Vasco, Joana Egiluz, «ningún modelo meteorológico» pudo predecir.
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