«Hasta el agua sale caliente, es muy difícil refrescarse a 37 grados»
Gipuzkoa despide junio sofocada y se prepara para una nueva subida de las temperaturas en el interior, donde la alerta hoy se eleva a naranja antes de un cambio de tiempo
Pablo Campano
Martes, 1 de julio 2025, 02:00
Ha sido un fin de junio difícil. Especialmente para muchos trabajadores guipuzcoanos que tras un fin de semana con los termómetros subiendo día tras día, ayer tuvieron que volver a sus rutinas laborales en medio de un aviso amarillo por altas temperaturas que afectó a todo el territorio. Las máximas rondaron los 32º en la zona costera y llegaron a sobrepasar los 37º en el interior. Como en San Prudentzio (Bergara), donde el mercurio se situó en 37,5º a primera hora de la tarde.
El episodio de calor vivirá hoy su último capítulo por ahora. De nuevo se presentará con más intensidad en las comarcas del corazón de Gipuzkoa, adonde no llega la brisa del mar. En el interior, Euskalmet ha elevado para hoy de amarillo a naranja la alerta por temperaturas altas persistentes durante las 24 horas del día. En la costa se mantiene el aviso amarillo. La previsión habla de máximas de 29º en San Sebastián y 35º en Arrasate.
Por la tarde-noche entrará viento del norte que traerá intervalos nubosos de nubes de evolución, que a su vez podrán descargar algunos chubascos de carácter tormentoso que propiciarán un cambio de tiempo para el miércoles.
Aún toca esperar unas horas para eso, y mientras tanto, ayer fue «prácticamente imposible hacer bien nuestro trabajo», admitía Jorge Gómez, técnico de telecomunicaciones en Beasain. «Buscamos la sombra cuando podemos e intentamos refrescarnos con agua. Son las dos únicas cosas que podemos hacer contra este calor; es lo que hay», señalaba resignado.
En la localidad de Goierri el termómetro marcaba 34º mientras compaginaba su trabajo con la atención a este periódico. Jorge se refresca la cabeza en una fuente por última vez antes de irse a comer. «El calor se lleva muy mal. Mi compañero ya se ha bebido como dos litros de agua. Yo solamente he bebido un litro, más o menos, pero porque el agua de la fuente ya sale caliente y no se puede ni beber».
Ejercer un oficio dentro de un edificio no es tan duro como hacerlo a pleno sol, pero «también se pasa calor». Así lo aseguran Gill Jashir, dependiente de una frutería de Tolosa, e Irune Agirrezabala, trabajadora de un supermercado ecológico, también tolosarra.
Ventilador de mano y agua
Ella acaba de salir de su puesto. En una mano lleva un pequeño ventilador portátil y en la otra una botellita de agua. Apunta que «el ventilador de mano lo compré en Tokio; allí la gente los usa mucho. Bebo todo el agua que puedo para que no me dé una insolación y me pongo a la sombra, donde se está mucho mejor». Esta tolosarra dice haberlo «pasado un poco mal» durante su turno debido a que «el aire acondicionado se estropeó hace tres semanas, justo en el peor momento». Jashir, por su parte, menciona que «uso abanico para no sudar tanto mientras trabajo. Durante esta ola de calor estoy bebiendo unos tres o cuatro litros al día para mantenerme bien hidratado». «No creo que me pueda quejar mucho porque aquí bajo techo estoy mucho mejor que la gente a la que le toca trabajar al sol», admite.



Bajo techo también trabaja normalmente Sarai Díaz, cuidadora de personas mayores en Tolosa. «Les viene muy mal. Con este calor se agotan y es importantísimo hidratarlos. Llevo la botella aquí con una pajita para no tener ni que sujetarla. El agua debe estar fría siempre, porque si no, no sirve de nada. Si se calienta nos tendremos que acercar a casa a por más, porque si no es peligroso», explica mientras empuja la silla de María Jesús Vicuña, quien pese a todo asegura que «me gusta el verano y tampoco llevo tan mal el calor».
Miedo de estar al sol
Y es que estas temperaturas son muy peligrosas para la gente de edad, como Guadalupe Sánchez, sentada a la sombra en un banco de Tolosa. Mientras espera a su nieto, se queja de que «he dormido mal esta noche por culpa del calor, no he parado de beber agua. Se supone que mañana (por hoy) va a hacer aún más calor, ojalá esta racha se acabe cuanto antes».
También sentados en un banco a la sombra, pero en Beasain, se encuentran Enrique Delgado e Ignacio Crespo, ambos jubilados. «Ahora con estas temperaturas tengo miedo de estar al sol, si no me puedo poner a la sombra me quedo en casa. Me gusta salir a la calle y, al menos, aquí sentados bajo los árboles se está bien», confiesa Delgado. Su amigo Crespo se defiende del calor gracias a que «vivo muy cerca y cada vez que me entra la sed puedo ir a casa para echar un trago de agua, que es imprescindible para combatir este bochorno. Aquí a la sombra es en el único sitio en el que podemos estar fuera de casa sin correr riesgos».
Osakidetza realiza 67 actuaciones por calor, 40 de ellas en Gipuzkoa
Los servicios de emergencia de Osakidetza han realizado en los 10 últimos días 67 intervenciones por las altas temperaturas, siendo 40 de ellas en Gipuzkoa. De ellas, 37 han tenido que ser trasladadas a hospitales para recibir atención especializada. De las intervenciones realizadas en Gipuzkoa, «no todas han sido presenciales. Ha habido gente que nos ha llamado con síntomas como cansancio extremo por el calor», apuntaban ayer desde Osakidetza. Entre los atendidos, hay desde niños de 11 años a mayores de más de 90 años. Los síntomas más recurrentes han sido los mareos, fatiga, desmayos, desorientación...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.