Desactivan en Colonia tres bombas de la Segunda Guerra Mundial tras evacuar a 20.000 habitantes
Los artefactos, dos de una tonelada y el tercero de media, fueron localizados en el centro de la ciudad renana
La ciudad alemana de Colonia vivió este miércoles la mayor evacuación desde la Segunda Guerra Mundial. Tres bombas lanzadas por bombarderos estadounidenses sobre la localidad ... durante ese conflicto, detectadas en el corazón de la metrópoli renana y que fueron desactivadas a última hora de la tarde, obligaron a evacuar a más de 20.000 personas a ambos lados del Rin. Los artefactos, dos de ellos de 1.000 kilogramos y el tercero de 500, fueron detectados durante unas obras en el parque de Herbert Liebertz, junto a los antiguos astilleros fluviales de Deutz.
La operación de evacuación se prolongó hasta las 18.00 horas, sobre todo por el traslado de ancianos acogidos en residencias y pacientes de un hospital. Dos rondas realizó la Policía portal por portal y vivienda por vivienda para asegurarse de que la zona de seguridad se encontraba vacía de ciudadanos. Un hombre fue detenido por resistirse a la autoridad y otro por negarse a abandonar el área de peligro. Las autoridades habían anunciado multas de 1.000 euros a quienes se negaran a colaborar.

Poco después comenzaron su labor los artificieros, que a las 19.19 horas comunicaron que las tres bombas habían sido desactivadas y ya no había peligro de explosión. Los artefactos fueron cargados después en vehículos especiales para su traslado a un centro donde se procederá a su destrucción. Una vez confirmado que las bombas habían sido inutilizadas se levantó el cordón en el perímetro de seguridad y se permitió a los ciudadanos retornar a sus hogares.
Desde las ocho de la mañana se había paralizado todo el tráfico en un radio de un kilómetro en torno al lugar del hallazgo y se comprobó que todos los edificios en el interior de la zona de peligro se encontraban vacíos. Entre ellos 58 hoteles, cuyos huéspedes habían sido invitados a abandonar sus habitaciones. Dos residencias de ancianos y un hospital tuvieron que evacuar a sus pacientes y personal, mientras colegios y guarderías y numerosas empresas y comercios permanecieron cerrados hasta que se confirmó que las bombas habían sido desactivadas.
«Aquí se practican todas las evacuaciones, nuestros colegas están bien formados», dijo Ellen Bertke en nombre de una residencia de ancianos de Cáritas. A cada residente le acompaña una persona conocida. Michaela Kiewardt, jefa de hospitalización, también acompañó la evacuación. «Ya informamos a los residentes el lunes y les explicamos el procedimiento: la atención se presta en otras instalaciones hasta última hora de la tarde». Los residentes pueden llevarse sus cosas favoritas, algunos incluso su propia ropa de cama. «Se trata de ofrecer una sensación de hogar», señaló Kiewart.
La operación para inutilizar los gigantes artefactos, los tres de fabricación estadounidense, obligó también a cortar el tráfico sobre los tres puentes de la ciudad, uno de ellos el ferroviario, por el que discurre una buena parte del tráfico de trenes entre el norte y sur de Alemania. Numerosos convoyes fueron desviados por rutas alternativas. También el tráfico fluvial por el Rin se vio interrumpido durante la desactivación. Las bombas fueron antes vigiladas permanentemente por agentes de la Policía local y no se permitió desde su hallazgo a principios de semana acercarse al lugar o hacer fotografías.
Las tres bombas fueron desactivadas por artificieros especialistas en artefactos bélicos llegados desde Düsseldorf. Unas 5.500 bombas de la Segunda Guerra Mundial son desarticuladas en Alemania todos los años repartidas por todo su territorio en operaciones casi rutinarias dada la gran experiencia de los artificieros. Se trata generalmente de artefactos lanzados en bombardeos aéreos que no detonaron en su momento y que, por su peso, se los tragó literalmente la tierra. Aparecen habitualmente cuando se realizan obras de construcción y son detectados durante labores de excavación.
Detonador corroído
Las bombas olvidadas de la Segunda Guerra Mundial son sumamente peligrosas debido a que en muchos casos el detonador se ha corroído con el paso del tiempo y pueden explotar por sí solas. La última explosión de un artefacto aéreo se produjo el 1 de diciembre en Múnich durante unas obras de excavación, cuando una pala activó una bomba de 250 kilos que hirió a varios obreros. El 1 de junio de 2010 otra bomba de media tonelada mató a tres artificieros e hirió a seis personas más en Gotinga al explotar inesperadamente una hora antes de su prevista desactivación.
Se presume que en Alemania se encuentran ocultas bajo tierra entre 100.000 y 300.000 toneladas de bombas aéreas de la Segunda Guerra Mundial. Tan solo en Berlín, los expertos calculan que entre 4.000 y 4.600 artefactos «duermen» bajo su subsuelo y que algunos podrían detonar por sí solos al descomponerse su detonador con el paso del tiempo. En todo el Estado de Renania del Norte-Westfalia se encuentran cada año entre 1.500 y 2.000 bombas de la Segunda Guerra Mundial, y alrededor de 200 de los calibres más grandes, como las desactivadas este miércoles en Colonia.
Todos los años se desactivan también en Berlín docenas de bombas que son detectadas generalmente en obras de excavación, normalmente obuses o proyectiles de artillería y, con menos frecuencia, grandes artefactos lanzados por los bombarderos aliados en el último gran conflicto bélico global. Durante la Segunda Guerra Mundial la capital alemana sufrió 363 ataques aéreos en los que se lanzaron 45.000 toneladas de bombas.
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