El agua de La Concha hierve a temperaturas récord
Las mediciones que realiza diariamente el Aquarium de Donostia han registrado en junio las cifras más altas de los últimos 78 años
La ola de calor sigue dejando temperaturas extremas y un bochorno difícil de soportar, sobre todo en el interior del territorio. El mercurio superó los ... 37 grados ayer en San Prudentzio, Bergara, y los 36 en Arrasate y Oñati. La hidratación, la crema de sol y los abanicos se han convertido en los mejores aliados de los guipuzcoanos estos últimos días, pues ni un chapuzón en la playa es capaz de aliviar la sensación de calor extremo. Y en La Concha, aún menos. Las temperaturas del mar en el arenal donostiarra han alcanzado récords este junio, registrando las cifras más altas desde 1947. Y es que julio también ha empezado apuntando maneras. El termómetro marcó ayer, primer día del mes, los 24 °C, la cifra más alta registrada un 1 de julio desde que hay registros.
Cada mañana a las 10.00 horas, personal del Aquarium de San Sebastián realiza una muestra de la temperatura del agua, casi en mar abierto y en la altura de la isla de Santa Clara. Así, el pasado sábado 28 de junio el termómetro marcó los 23,4 grados; la cifra más alta alcanzada en junio según los registros del Aquarium de los últimos 78 años. Teniendo en cuenta que agosto es, por excelencia, el mes en el que más suben las temperaturas del agua -la máxima histórica registrada por el Aquarium fue el 13 de agosto de 2003, con 26,5ºC-, parece que la tendencia no va a remitir. Al contrario. «Todo lo que se caliente ahora, salvo que venga un tiempo muy malo, mucho oleaje y mucho viento, va a ir a más. Si es un verano normal, lo normal es que en agosto la temperatura sea superior por dos grados, por lo menos», explica Pedro Liria, experto en oceanografía del centro científico vasco AZTI, que alerta de que «hay indicios de que va a ser un año cálido» en lo que al agua del mar se refiere.
Este mes de junio, el cubo y el termómetro que cada mañana se lanzan desde el Aquarium han medido las temperaturas más altas registradas en su serie histórica. El récord de junio se sitúa en los 23,4 grados (28 de junio de 2025). Al segundo escalón del podio también se sube una cifra recogida esta pasada semana: los 23,1 grados alcanzados el día anterior -cifra que empata con la del 22 de junio de 1960-. Por su parte, la medalla de bronce la comparten los días 29 y 30 de junio de este año, con 23ºC registrados.
Esto tiene una explicación bastante sencilla, y es que cuanto más calor hace, más se calienta el agua del mar. Gipuzkoa lleva varios días asándose por culpa de una de calor, haciendo que ni un baño en La Concha dé algo de tregua. Pero la temperatura del mar también depende del movimiento del agua o, en este caso, de la falta de este. Las características del Golfo de Bizkaia, en especial su forma, hacen que se cree un 'efecto piscina', pues «no es un lugar de paso para el agua. No puede seguir más allá porque se encuentra con tierra firme y con la cordillera pirenaica, lo que hace que el agua se remanse aquí», apunta Margarita Martín, delegada de Agencia Estatal de Meteorología en el País Vasco. Este fenómeno genera un calentamiento del agua en esta zona al «retener el agua. Lo único que la mueve son las borrascas del noroeste, y como no ha habido, se estanca y sufre un sobrecalentamiento», añade.
Bien es sabido que el mar actúa como regulador del clima en las zonas costeras. El litoral de Gipuzkoa siempre ha gozado de temperaturas más frescas en comparación con las alcanzadas en el interior. Pero con la subida de la temperatura del agua, el mar pierde ese 'poder' aliviador. «La brisa marina se crea por la diferencia de temperatura entre la tierra y el mar. La masa de aire frío que viene con la brisa y refresca o iguala la temperatura de la tierra es la temperatura a la que esté el mar, entonces, cuanto más caliente está el mar, más se tiene que calentar la tierra para que salte la brisa. Además la brisa viene más caliente, con lo cual refresca menos», insiste Liria.
Perjudicial para la fauna
No solo eso. La subida de la temperatura del mar puede generar efectos indirectos en las «precipitaciones o la fauna» y, a largo plazo, podría atraer a ciertas especies marinas. Es el caso de las medusas, pues el agua caliente favorece su desarrollo, aunque también dependen de otras circunstancias como «que tengan alimento y estabilidad». Así las cosas, si se juntan las dos, las medusas podrían terminar por llegar a los arenales guipuzcoanos. Eso sí, el agua caliente también podría resultar dañino para otras. «Si se superan ciertos umbrales y se alcanzan cifras a las que ciertas especies no están acostumbradas, puede ser perjudicial», señala el experto.
También los bañistas notan la subida de las temperaturas. La mayoría de los participantes del triatlón Onditz, que tuvo lugar este pasado domingo en la playa de La Concha, disputaron la prueba sin neopreno, algo atípico para estas fechas. Y es que la normativa solo obliga a utilizarlo cuando el mar está por debajo de los 18 grados. El domingo, el mercurio que mide el agua alcanzó los 23ºC. Aficionados y nadadores profesionales señalan que las altas temperaturas del agua están siendo el tema de conversación en los arenales. «Hace años nos daban caldo al salir del agua, incluso en julio, porque el agua no estaba tan caliente como lo está ahora. Es exagerado. Ahora, en vez de pensar 'a ver si voy a soportar el frío en la travesía', pensamos en intentar soportar el calor», señala una habitual en las aguas guipuzcoanas.
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