La pobreza en Gipuzkoa cada vez afecta a más jóvenes en situaciones «difíciles de revertir»
Cáritas ha atendido a 14.442 personas en riesgo de exclusión en 2024, una cifra que ha descendido ligeramente, aunque crece la cronicidad
El rostro de la pobreza en Gipuzkoa es el de una mujer joven y migrantes. A lo largo de 2024, Cáritas Gipuzkoa atendió a 14. ... 442 personas en exclusión social o riesgo de pobreza -2.129 menos que en 2023- y, de estas, el 56% eran jóvenes de hasta 44 años, según el balance que Cáritas ha realizado en base a la atención otorgada el año pasado. Pero cada vez son más las familias con menores a cargo las que llegan a las puertas de la organización pidiendo ayuda, algo que genera «gran preocupación».
Y aunque el total de casos acompañados ha descendido ligeramente, las situaciones atendidas, aseguraron ayer en la presentación de la memoria de 2024, son «cada vez más complejas y difíciles de revertir», pues ha crecido la cronicidad y la exclusión habitacional. De las casi 14.500 personas que la organización atendió el año pasado, el 51,4% son mujeres (7.420). Este dato, han asegurado, «visibiliza el impacto desigual que tienen las mujeres en la pobreza» pues enfrentan «mayores barreras para acceder a ingresos estables y a un empleo digno, lo que limita su autonomía económica y refuerza la feminización de la pobreza».
Sin embargo, también apuntan que «los hombres tienen mayor presencia en la exclusión residencial y en los procesos migratorios sin red de apoyo, lo que intensifica el aislamiento y la precariedad vital». Y es que «el sistema de protección social no responde suficientemente a las situaciones más graves de exclusión», han criticado esta mañana en la presentación del balance el obispo de San Sebastián, Fernando Prado; acompañado por José Ramón Aramendi, director de Cáritas Gipuzkoa; José Emilio Lafuente, secretario general; y Kontxi Elexpe, administradora.
La mayoría de las personas atendidas en 2024 son jóvenes menores de 44 años (56,3%), y migrantes (88,8%). No solo eso. «Cada vez son más» las familias con menores a su cuidado las que tocan la puerta de Cáritas pidiendo ayuda, han insistido, pues el 51,3% de los hogares atendidos en 2024 correspondían a núcleos familiares de estas características y necesidades. Además, el 66% de las personas atendidas carecía de una situación administrativa regularizada -realidad que afecta especialmente a hogares con menores-, lo que impide el acceso a derechos básicos como el empleo y la vivienda, y cronifica la exclusión.
En el 58% de los casos atendidos, además, las personas vivían en contextos residenciales precarios, como pueden ser las personas sin hogar, en alojamientos o servicios temporales, viviendas inadecuadas o en situaciones de inseguridad. Tal y como han alertado desde Cáritas, «factores como el género, la edad, el origen, la situación administrativa o la estructura familiar se conjugan e influyen en cada situación concreta a la exclusión». Por ello, Lafuente, secretario general de Cáritas, ha insistido en que se «debe promover una política pública de vivienda digna, accesible y adecuada, también para los sectores poblacionales más desfavorecidos».
Otra de las mayores problemáticas que Cáritas identifica es la del empadronamiento y la vivienda. El 29,49% de las personas atendidas presentaban situaciones de «fragilidad documental» en cuanto al empadronamiento. El 16,8% no estaba empadronado; el 7,9% lo estaba en un domicilio distinto al que habita, y el 4,9% contaba con formas de padrón social (a través de administraciones o entidades). Esta falta de documentación «impide el acceso a servicios básicos como la sanidad, la educación, las prestaciones sociales o la participación política», han alertado.
Empadronamiento y derechos
Y aunque el número de personas atendidas ha descendido ligeramente (atendieron a 2.129 personas menos que en 2023), desde la organización han subrayado que «la exclusión se ha vuelto más persistente, más invisible y difícil de revertir». Así las cosas, uno de cada cinco hogares atendidos (18,4%) lleva más de tres años siendo acompañado por Cáritas, lo que «pone en relieve la falta de respuestas estructurales suficientes», criticaron. «Hemos atendido a menos personas pero cronificadas y más graves», ha insistido Aramendi.
También han lanzado una llamada clara para «garantizar el empadronamiento universal como llave de acceso a derechos» y «establecer vías eficaces y estables de regularización administrativa para personas en situación de exclusión, evitando que la irregularidad prolongada las condene a la invisibilidad y precariedad permanentes».
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