¿Se puede comer solo pescado de lata? ¿El pulpo lo es? Guía para que no te dé pereza comerlo
Este manjar es un gran aliado de nuestro corazón gracias a su aporte en omega-3
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Muchos somos más de carne que de pescado y lo decimos sin ambages. ¿Las razones? Variadas, pero hay un porcentaje de gente bastante importante que ... lo hace pensando en cocinar ambos ingredientes y claro, preparar la primera es bastante más fácil que el segundo. La pereza es uno de los mayores enemigos a la hora de incluir más peces en nuestra dieta que el gusto.
A nadie le gusta, por ejemplo, sacarle las tripas a unas sardinas, ni que la casa huela a almejas en salsa verde. Sin embargo, sí nos gustan estos alimentos: su sabor, su textura, las posibilidades que ofrecen de no comer siempre lo mismo... ¿Qué hacer entonces? ¿Visitar el pasillo de las conservas del súper y llenar el armario? El año pasado consumimos casi 4 kilos por persona, según el informe que cada año elabora el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. «Son una opción que ocasionalmente nos viene muy bien, práctica y asequible. Sin embargo, es importante que sepamos cuántas veces consumimos estas conservas a la semana y por qué la eliges», se sincera la nutricionista Sarai Alonso.
Si la razón es la pereza o el miedo a que acabemos oliendo nosotros como una merluza todo el día, la experta nos invita a ampliar nuestras miras. «Hay muchas formas de cocinarlo: al horno, a la plancha, al vapor, al papillote...», que minimizan el olor. Y si todavía nos da en la nariz, podemos colocar vinagre en una taza cuando cocinamos o dejar café molido en un recipiente en la cocina.
– Entonces me tengo que olvidar de las latas a diario.
– Hay que tener en cuenta que suelen tener más contenido en sal y el pescado suele estar empapado en aceite, por lo que tiene más cantidad de grasas. Además, por su forma de conservación, no tienen la misma composición que el pescado fresco. Aun así, si quieres consumirlas, la recomendación es que sean al natural o en aceite de oliva, mejor que en el de girasol, para que sean más saludables.
Ahora que ya no podemos poner excusas, llega el momento de hacer la lista de la compra. Y la primera pregunta es qué coger y cuánto. «La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) nos recomienda el consumo de tres o cuatro raciones a la semana». Pero claro, ¿cuánto es eso? «Entre 100 y 150 gramos. Como es complicado y bastante engorroso pesar los alimentos, en mi consulta siempre elaboramos las dietas en base a métodos prácticos y fáciles de aplicar», señala Alonso.
Hay varios, pero el que emplea la nutricionista es «el plato saludable de Harvard», que nos pone las cosas muy sencillas al tomar como base nuestra propia vajilla. La mitad ha de ser verduras y hortalizas, la otra se divide en dos cuartos. Uno debe contener «granos integrales como arroz, quinoa o pasta». Y el otro «debe reservarse para alimentos ricos en proteínas, como sería el pescado o marisco que hayamos elegido en este caso».
– Pescado o marisco... ¿no es lo mismo?
– No, aunque muchos lo pensemos. El Código Alimentario Español (CAE) define el pescado como aquellos animales vertebrados comestibles del medio acuático, es decir, los que tienen columna vertebral, como la merluza, el salmón, el atún o las sardinas. El marisco lo conforman los animales acuáticos invertebrados comestibles, como el pulpo, el calamar, la langosta, la almeja...
Aliado de nuestro corazón
Eso sí, más allá de la normativa del etiquetado, nutricionalmente podemos estar tranquilos si nos gusta más el pulpo que el salmón. «Ambos son una fuente de proteína animal de alto valor biológico, ricos en vitaminas, minerales y omega-3», enumera Alonso. Esto quiere decir que son buenos aliados para nuestro corazón por su poder cardioprotector.
«El omega-3 es un tipo de ácido grado poliinsaturado esencial para el organismo. Sin embargo, el cuerpo no puede producirlo por sí mismo», señala. Así que no queda otra que comer alimentos que lo contengan. Porque nos conviene y mucho en una sociedad tan sedentaria como la nuestra donde las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte. Este ácido graso de los pescados, «tiene efectos antiinflamatorios y vasodilatadores que ayudan a prevenir la hipertensión, las arritmias, la insuficiencia cardiaca, la aterosclerosis...».
¿Se puede ser pescetariano como Victoria Beckham? Se puede. Pero la nutricionista, más allá de cuestiones éticas, recomienda «consumir otras fuentes de proteína como la carne, las legumbres y los frutos secos para asegurar que nuestra alimentación sea variada y equilibrada». A lo que habría que añadir también divertida: por mucho que nos guste algo, comerlo todos los días nos puede aburrir. Sí, incluso ese chuletón en el que están pensando con su tarta de queso de postre.

Precauciones con el pescado y el marisco
Comer pescado es saludable y seguro en España. Sin embargo, no está de más ser precavido en ciertas situaciones.
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Anisakis
La Aesan nos invita a ser cuidadosos con el anisakis, un parásito presente en algunos pescados y cefalópodos (como el calamar y el pulpo). «Solo presenta un riesgo si el pescado se consume crudo o mal cocinado», apunta la nutricionista Sarai Alonso. Así que compra el pescado eviscerado y cocínalo completamente (al menos 60 grados durante un minuto en el centro de la pieza). Si lo consumes crudo «congélalo al menos 5 días a -20 grados en un congelador con tres estrellas».
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Mercurio
Este contaminante lo podemos encontrar «en forma de metilmercurio en pescado grandes, longevos y depredadores como el emperador, el atún rojo, el tiburón y el lucio». Es mejor evitarlos en «embarazadas, mujeres lactantes y niños de menos de 10 años». A pesar de ello, que no cunda el pánico:«siguen siendo un alimento seguro y saludable gracias a los controles legales», precisa la experta
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Colesterol
Siempre se ha dicho que el marisco es rico en colesterol y «es cierto, se localiza en la cabeza», explica Alonso. «Pero es importante saber que el colesterol de los alimentos no aumenta nuestro colesterol en sangre de forma directa».
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Purinas
Es otro compuesto muy presente en el marisco. «Al metabolizarse, puede aumentar los niveles de ácido úrico en sangre, por lo que las personas con hiperuricemia o gota deben moderar su consumo, aunque no es necesario eliminarlo completamente». Si podemos elegir, dejemos de lado «las gambas, la langosta y los mejillones».
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