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Un apagón por causas aún desconocidas que dio pie a todo tipo de especulaciones que las instituciones pidieron desoír interrumpió este lunes por completo el suministro eléctrico en la península ibérica durante horas y provocó el caos. También afectó a las telecomunicaciones. Según Red Eléctrica, operador del sistema con un 20% de propiedad publica a través de la SEPI, se trató de un incidente «excepcional» debido a una oscilación muy fuerte del flujo de potencia de redes, de origen desconocido, que provocó la desconexión del resto del sistema eléctrico europeo, sin especificar en qué consiste ese incidente excepcional.
A las 23.00 horas, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, realizó su segunda comparecencia del día tras el Consejo de Seguridad Nacional para dar el informe de situación y cifró en un «50%» el nivel de servicio recuperado, con importantes diferencias. «Hay comunidades al 97% y otras por debajo del 15%», reconoció. No pudo ofrecer los motivos de la caída masiva del suministro. «Los especialistas no han podido determinar las causas, pero lo harán. Se están analizando todas las causas potenciales, sin descartar ninguna posibilidad».
Gipuzkoa fue una de las zonas menos afectadas por la caída de la tensión a las 12.32 horas. Hacia la una y media se había restablecido el servicio en amplias zonas, incluidas la capital e Irun. Por el contrario, en Debabarrena, incluido Eibar, no se volvió a tener flujo eléctrico hasta pasadas las 22.00 horas, momento en que toda Gipuzkoa recuperaba la luz. Hernani la había recobrado hacia las ocho y media y Astigarraga, a las nueve, entre aplausos de los vecinos.
No hubo que lamentar daños personales y las situaciones más urgentes fueron los rescates de las decenas de personas atrapadas en ascensores. El apagón de semáforos y señalética de las carreteras no se tradujo en accidentes de tráfico, pero la red de transporte público tardará días en recuperar la normalidad. Renfe suspendió todos sus trenes y los billetes serán gratis hoy. Los aeropuertos funcionaron con sus sistemas propios de energía y de los 6.000 vuelos programados en España se cancelaron apenas 344. El aeródromo de Hondarribia no se vio afectado.
En el momento del apagón, el suministro en la península cayó en cinco segundos de 26.695 a 15.970 megavatios, el equivalente al 60% de la demanda en ese momento, situación que los técnicos denominan «cero energético». Poco después de las tres el consejero de Seguridad aseguraba que «el 80%» de Gipuzkoa y de Bizkaia ya habían recuperado la normalidad y que todas las infraestructuras básicas del país, incluidos los hospitales, estaban en funcionamiento y garantizando los servicios. La inversión del sentido del flujo energético sobre el Bidasoa -que en el momento del apagón era de sur a norte- permitió que la electricidad empezase a llegar desde Francia y el servicio se fuera restableciendo con relativa rapidez teniendo en cuenta las dimensiones, masivas, de la incidencia.
La caída del servicio fue absoluta y afectó a toda la península, incluido Portugal. Lisboa estuvo sumida en el apagón hasta las 22.00 horas. El envío de electricidad desde Marruecos permitió que Andalucía también empezase a recuperar el suministro pronto. Pese a ello la comunidad, gobernada por el PP, solicitó la declaración de la emergencia de interés nacional, al igual que Extremadura, Murcia, La Rioja, Castilla La Mancha, Galicia, La Rioja . Valencia y Madrid, y el Gobierno asumió la gestión. Las regiones centrales como la capital de España sufrieron un apagón mucho más prolongado y a última hora de la noche aún había zonas sin luz.
En Euskadi, una vez restablecido el servicio no sé volvió a cortar salvo interrupciones como la sufrida en Altza, en Donostia. En Navarra, el suministro también se fue recuperando de forma progresiva y hacia las dos y media había cierta normalidad en Pamplona, no así en zonas como Lekunberri o Lesaka, aún a oscuras pasadas las nueve.
La gravedad del incidente provocó que el presidente español y su ministra del ramo, Sara Aagesen, se personasen en la sede de Red Eléctrica en Madrid para asumir la gestión de la crisis. Pedro Sánchez convocó en la Moncloa el Consejo de Seguridad Nacional y mantuvo contacto constante con el primer ministro portugués, Luís Montenegro.
Se da la circunstancia de que el diputado foral de Promoción Económica, Unai Andueza, alertaba el domingo en las páginas de este periódico de las deficiencias de la red eléctrica. «Estamos electrificando la industria, el transporte, los hogares… todo a la vez. Y eso exige una red mucho más robusta de lo que teníamos hace solo unos años. Es un cambio de paradigma. Por eso insistimos en que hay que planificar ya con visión de largo plazo», explicaba.
El lehendakari, Imanol Pradales, reunió al gabinete de emergencias en Bilbao, el LABI que se hizo famoso en la pandemia. La mesa técnica se mantuvo activa y se fijó una nueva reunión del LABI a lo largo de la mañana en Lehendakaritza.
A las 16.16 horas, la Unión Europea descartó la hipótesis de un ciberataque a través del presidente del Consejo, António Costa. Sánchez, en una primera comparecencia mediada la tarde, pidió «prudencia» a la hora de las interpretaciones y solicitó a la ciudadanía que se informe por cauces «oficiales» y «seguros», en referencia a la conveniencia de descartar los contenidos de las redes sociales, donde durante todo el día circularon versiones conspirativas. «Todavía se investigan las causas, es mejor no especular», dijo a media tarde, sin descartar «ninguna opción». El lehendakari también llamó a desoír las teorías sobre las causas del incidente que provengan de fuentes no confirmadas y fiables.
El apagón causó un caos logístico, pero sin consecuencias personales. No hubo heridos y los servicios de emergencias se centraron en rescatar a las personas atrapadas en ascensores, que en Gipuzkoa fueron medio centenar. El servicio foral recibió entre 30 y 35 avisos, mientras que los bomberos de Donostia atendieron otra quincena, todas «resueltas con rapidez», informaron. En la Comunidad Autónoma Vasca la cifra se elevó a los 150 rescates por este motivo y 90 más se efectuaron en Navarra. También hubo que evacuar a viajeros de los diferentes sistemas de transporte ferroviario. A las 22.30 horas faltaban 13 trenes por desalojar en el conjunto del estado. El total de intervenciones de los servicios de emergencias se elevó a 253 en Gipuzkoa, Bizkaia y Álava.
Se dieron situaciones llamativas, como la que se vivió en Eibar, con once personas atrapadas en el ascensor de Aldatze, entre ellas seis niños y una mujer embarazada. Los bomberos necesitaron dos horas para completar la evacuación, pero todos los afectados salieron ilesos. Hubo rescates en Tolosa, Donostia o Zumaia.
No hubo problemas en los hospitales, donde funcionaron los equipos electrógenos independientes de la red, que dotan de autonomía a los centros sanitarios para 36 o 48 horas. Se mantuvieron las intervenciones quirúrgicas en marcha, lo mismo que tratamientos como los de diálisis. Por precaución sí se aplazaron las operaciones no urgentes previstas para la tarde. Las UCI y unidades de reanimación siguieron trabajando con normalidad y sí hubo que cancelar citas en los ambulatorios, ya que los médicos se quedaron sin acceso a los historiales de los pacientes.
En las residencias, los grupos electrógenos permitieron mantener los servicios y no hubo afecciones significativas en el sistema educativo. Ikastolas y colegios siguieron con la jornada, aunque en algunos centros hubo que ajustar la hora de la comida y volver a las pizarras clásicas. Solo la UPV canceló algunas clases por la tarde en previsión de que no se recuperase el fluido eléctrico. Hoy se prevé continuar con las clases en todos los niveles del sistema educativo.
El apagón afectó al corazón productivo de Gipuzkoa, la industria, que, con mayores o menores problemas, pudo mantener la actividad gracias a sus planes de contingencia. Firmas como CAF, Sidenor o Michelin debieron parar la producción pero pudieron utilizar su capacidad propia de generar energía para soportar el corte de suministro, reorganizar el trabajo y acometer otras tareas.
Arcelor, gran consumidor de energía, sí debió parar temporalmente la producción en sus plantas de Olaberria y Bergara. Lo mismo que la papelera de Zikuñaga, afectada por la tardanza en recuperar la electricidad que sufrió toda la zona de Hernani.
La mayor empresa vasca, Mercedes en Vitoria, sufrió la incidencia en menor medida al ser día festivo por San Prudencio. Petronor, en Muskiz, activó su protocolo para seguir con la producción. La empresa, filial de Repsol, informó de que las tres visibles columnas de humo negro que salieron por las chimeneas fueron consecuencias del plan de seguridad.
A diferencia de lo sucedido con la red ferroviaria, las carreteras no tuvieron afecciones severas. La Diputación informó de que en las vías de alta capacidad de Gipuzkoa (AP-1, AP-8, A-636, A-15) no se registraron incidencias reseñables y en los túneles el sistema de alumbrado y energía de emergencia funcionó correctamente. De acuerdo a la directiva europea, deben disponer de sistemas de seguridad energética y operaron en todo momento con normalidad. Algunas incidencias puntuales fueron resueltas en pocos minutos, como la registrada en la salida Bergara-Sur de la AP-1.
La crisis parecía encarrilada a medianoche, pero el lehendakari advirtió de que este martes «no va a ser un día normal».
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